🇸 🇮 🇪 🇹 🇪
- ¡Yeonnie! Me hace cosquillas, Yeonnie - se quejó levemente la japonesa por los besos tiernos en su cuello por parte de su novia.
- Te amo, Minari linda - ahora los belfos chocaron por la quijada de la japonesa y luego llegaron a sus mejillas rosadas. Ambas estaban cómodamente acostadas en la cama mientras se abrazaban sin preocupación a nada.
Era la noche, solo ellas mientras se demostraban el cariño que no pueden allá afuera, entre besos y caricias algunas de más magnitud pero no sobrepasandose de los límites que silenciosamente pusieron en sus mentes.
Fue difícil, el que la señora Myoui a penas la dejó con la condición que tenía que devolverse a la una de la tarde del día siguiente si no quería problemas, y pues Mina felizmente aceptó aún con las quejas de sus amigas que le decían que pidiera más horas. Para Mina todo eso ya es mucho, su madre sobrepasó los límites de sólo dejarla como seis horas o menos fuera de casa o el instituto, así que aceptó son rechistar.
Aunque la ayuda de su padre fue mucha, cuando este le dijo que se fuera sin decir nada a su madre y que lo arreglaría él, no le creyó. Mina prefirió quedarse y decírselo en la presencia de su progenitor y la de Sana -aunque esta última no sirvió mucho, Sana se quedaba callada observando como si fuera película- .
Hace un rato, ambas estaban charlando con las demás y comiendo mientras platicaban. Las charlas entre todas extrañamente nunca son incómodas o fueran de lugar, si alguien no está dentro disfrutando, lo agregan y lo hacen sentir cómodo... o así pudieron sentirlo Mina y Nayeon al a penas conocer a la mayoría.
Después Momo las dirigió a una habitación donde dormirán y recibiendo algunas miradas sugerentes que ignoraron, se dispusieron a acostarse mientras se abrazaban. Era lo más íntimo que habían tenido en toda su relación, acostarse mientras dan muestras de amor es algo ahora especial, que seguramente se volverá favorito de ambas.
- ¡Ya, Yeonnie! - dijo riendo la menor tratando de apartarse, con casi ningún esfuerzo, de las manos que fueron a su estómago y presionaron levemente causándole cosquillas. La mayor solo se esforzó más en presionar sus dedos en el estomago mientras reía de cómo la japonesa se retorcía.
Sus hombros sacudiendose junto a su pecho subiendo y bajando tratando de tomar la más grande cantidad de oxigemo posible, sus encías reluciendo junto a sus blancos dientes en esa gran sonrisa que siempre aparece con la mayor, sus ojos achicandose hasta ocultarse por momentos tras sus párpados y pestañas, sus pálidas manos trataban de difícilmente apartar las manos de la coreana de su cuerpo. Era todo magnifico para la coreana, su novia era magnífica en toda la palabra.
La coreana paró su tortura de cosquillas dándole la libertad a la japonesa de tomar el aire que más necesite mientras calma su acelerado corazón aunque este siempre era acelerado al lado de la mayor y no creía que se calmara mucho.
- Eres realmente hermosa, cariño - la japonesa parecía que no podría ponerse más avergonzada y sonrojada, hasta las orejas tenía un lindo color carmesí que la coreana besó con suavidad.
- Tú también, eres preciosa Yeonnie - a penas pudo esconderse en el cuello de la contraria antes de estallar en risas junto a la mayor.
No sabían de qué se reían a decir verdad, sólo se reían porque les salió del pecho expulsar el melodioso ruido que salía de su garganta, siendo escuchado en toda la habitación. Ninguna siendo consciente de su alrededor, sólo disfrutando de estar acostadas junto a la otra mientras ríen sin saber exactamente el por qué, sin tener en cuenta la hora tan tarde, eso ni siquiera importaba en un momento tan especial para ambas.
Solo era escucharse, sentirse, acariciarse entre ellas sin ser interrumpidas o que tengan que preocuparse por algún par de ojos que puedan mirarlas, juzgarlas o despreciarlas. El cariño siendo testigo de la obscura habitación que se alegraba al escuchar las carcajadas llenas de felicidad de dos chicas que son la pareja más especial de esta historia, la pareja tan llena de amor que puede alegrar el día de algunos por sus muestras de amor, que causará muecas en los rostros de otros porque su propia soltería les dolerá al verlas.
Es por lo mismo que entre caricias, pudieron dormir con una sonrisa calmada en sus labios. En el espacio tan tranquilo que sólo se escuchaban murmullos que provenían de la planta baja, donde las demás seguían despiertas, platicando, jugando, golpeándose, haciendo muchas cosas, ajenas a la situación intima que vivían la empalagosa pareja.
Fue un sueño profundo en el que, aunque se removiera en las noches, seguían con sus piernas entrelazadas, sus manos juntas haciendo a sus dedos juntarse entre sí, abrazándose; nunca dejaron de tocarse de alguna forma, el contacto nunca fue arrebatado mientras se removian a veces en el transcurso de la noche, era como si siempre tuvieran que tenerlo, como si se separaran no estuvieran cómodas.
A la mañana siguiente, Momo entraba despacio que la habitación con el propósito de despertarlas.
- Lo positivo, es que tienen la ropa y Jeongyeon me debe otros cincuenta dólares - susurró para sí misma - Lo negativo, es que son tremendamente adorables y no sé cómo despertarlas.
En unos minutos, Sana entró a la habitación por demanda de Momo ya que no quería despertarlas ella y pues la otra japonesa era más cercana a Mina.
- Puras excusas, idiota - le susurró a Momo discretamente pero cuando vio la escena quiso excesivamente chillar. Esta vez ambas chicas se había removido, Nayeon parecía estar recostada en el pecho de la japonesa mientras esta la rodeaba con un brazo y una mano la tenía en el cabello de la mayor - Bien Sana, tu propósito - se alentó a sí misma.
Momo seguía viendo desde la puerta y eso Sana lo notó, mirándola esperando a que algo pasara pero sólo se miraron como si no hubiera nada que hacer, casi como si fuera el fin del mundo por sólo destruir esa hermosa escena en la cama.
- Despertaré a Mina - avisó la menor de las chicas despiertas mientras se acercaba a la cama de manera sigilosa y lenta. Cuando llegó se arrepintió de lo que todavía no había hecho. Tocó las mejillas de la japonesa en un intento de que esta se molestara y despertara - Mina... Mina... Oye - llamó varias veces hasta que tiernamente la menor frunció el ceño y golpeó la mano de Sana en un intento de querer dormir más. Sana la entendió momentáneamente, ella bien estaba adormilada por la falta de sueño pero Mina tenía obligación de irse en dos horas; como Mina era lenta, prefirieron despertarla dos horas antes.
La menor abrió lentamente los ojos enfocandolos en una enternecida Sana la cual sonreía, e instintivamente sonrió devolviendole el gesto a su amiga mientras sentía un peso adicional cuando intentó levantarse. ¡Eso! Casi lo olvidaba; su novia había dormido junto a ella, y su sonrisa se ensanchó más.
- Son las once de la mañana, levantate para no tener problemas con tu madre. Las dejaré solas - se encaminó a la puerta, jalando a la japonesa mayor con ella para dejar a la pareja solas.
Mina sonrió por la acción y devolvió su vista a su pecho, donde cómodamente una coreana con las mejillas abultadas, dormía sin preocupaciones. Se tomó la libertad de delinear el rostro con sus dedos, pasando su pulgar por el inicio de sus labios, la yema de su dedo índice y medio acariciando sus mejillas mientras su meñique contorneaba el mentón.
En unos segundos, los parpados de la coreana se apretaron momentáneamente y luego se apliaron para mostrar esos marrones ojos claros que por un momento hipnotizaron completamente a la japonesa.
La mayor no pudo tener mejor despertar; ampliando sus párpados mientras la recibía la más hermosa obra de arte que podían ver sus ojos, su bonita novia con ojos adormilados, labios un poco hinchados, párpados calmados, mejillas pálidas que la volvían loca. Todo de Mina la traía loca.
Mina se inclinó dejando un beso en la frente de la coreana para luego descender a darle uno ligero en los labios, no pasando de presionar los belfos contrarios con los de ella porque estaba consciente de su aliento matutino. La coreana trató de sostenerle más el beso pero la menor se apartó y escondió en su cuello donde recibió otro beso ligero.
- Buenos días, Yeonnie - escuchó un susurro melodioso en su cuello, algo que la hizo sonreír y abrazarse más al cuerpo de la japonesa sintiendo la calidez que la abrazaba dulcemente.
- Buenos días, cariño - respondió la coreana viendo alrededor de la habitación a penas prestándole atención al hecho de que están en otro lugar, después recordó que estaban en casa de Momo.
- ¿Podemos bañarnos, Yeonnie? - la coreana pensó que escuchó mal hasta que Mina la miró sin ninguna pizca de vergüenza en su rostro, sólo mirándola esperando su respuesta con sus ojos curiosos. La coreana con toda inocencia, pensando en que por separado, asintió
Pero no están preparada para que Mina sí pensará en bañarse juntas, aunque así era.
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